7 miradas a la BAU
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Este artículo del proyecto mARTadero, lanzado desde una mirada comunicativa, es un aporte al pensamiento colectivo y progresivo y a la construcción social a través del arte.


 

#BAU013: ARTE URBANO COMO RUTA DE COMUNICACIÓN ABIERTA

Para cambiar el mundo, debemos cambiar las formas, los modos de hacer el mundo.
Pierre Bourdieu

Hacer hablar a la calle no es fácil. Y más todavía si lo que nos proponemos no es que simplemente hable sino que, además, comunique. El creador urbano, bajo esta premisa, está íntimamente conectado con las lógicas globales contemporáneas de creación y comunicación, entendiendo que hoy creamos para compartir, para generar un bien común, abierto y accesible.

El arte urbano nos facilita un mapa, ya no sólo físico, sino además conceptual, de recorridos posibles a través de los múltiples significados que tiene la ciudad: calles, paredes, elementos y espacios por descubrir a través de la creatividad. Este mapa, o guía de viaje, es una mirada que queda impresa en los muros a través de un proceso abierto, y por tanto, replicable y modificable en esencia. Esto es posible desde el momento que asistimos al proceso de creación de la obra, no desde un estudio cerrado a la mirada de curiosos o a la retroalimentación social, sino que ese mismo proceso creativo se hace desde la lectura y aporte constante de aquellos que habitan estos espacios comunes. Este habitar lo común es el espacio de interacción y vida donde se desarrolla el arte urbano, allí donde toma como finalidad intrínseca ser un aporte, primero único a través de la mirada del artista, y luego compartido a través de las posibilidades de reinterpretación y resignificación.

Es este un modo de hacer abierto que quiebra, en primer lugar, la antigua concepción del artista como demiurgo del sentir colectivo, permitiendo una gestación colectiva de la idea a través de la interacción y, además, dejando la obra a la intemperie para posibles re-interpretaciones e intervenciones, incluso físicas. ¿Por qué arriesgarse a perder poder sobre el acto creador? Porque el arte urbano es desde que se común-ica; es decir, desde que se hace partícipe de lo común como espacio de intersección del interés particular con uno público y accesible.

Los elementos de la estructura urbana (postes, paredes, etc.) no son sólo soportes o medios, ya que sus características propias (desconchados de pared, formas de los elementos, distribución del espacio en el caso de danza urbana) son también parte del mensaje. Del mismo modo, no tienen un único emisor que plantea una obra -en este caso el artista-, sino que permanecen abiertos a cambios, procesos e interacciones urbanas del espacio público. Como procesos multicapa, el tiempo les permite ser plausibles de modificaciones y resignificaciones: ir añadiendo capas de significados que la madurez de la interpretación de las obras y nuestra vivencia en la ciudad nos dan.

Aquellas obras pensadas para tener una permanencia en el tiempo, tampoco quedan inmóviles. No son espacios decorativos porque responden a un proceso de interacción social también contextual. Comunican un aquí y un ahora, desde no una, sino varias interpretaciones subjetivas que dialogan con un futuro compartido y colaborativo. Además, están interrelacionadas con otras intervenciones -son fragmentos de un mensaje- realizadas por lxs mismxs artistas en otras ciudades de Bolivia, Latinoamérica y el mundo.

Poco a poco, el Paseo de las Artes se va configurando como una muestra de esfuerzo colectivo de artistas y vecinxs para la transformación del barrio a través de la creatividad. Y es eso lo que la BAU también comunica, un deseo-acción de trabajo colaborativo, la voluntad conjunta para revitalizar el espacio que habitamos. En este proceso, un mural no es un mural, una performance no es performance, son productos y detonaciones de un trabajo cómplice por el bien común. Son una invitación a repensar y reconfigurar el modo en el que interrelacionamos nuestras calles, barrios y ciudades con nuestras múltiples y diversas formas de mirar y de vivir, que puestas en conjunto, son un aporte constante a la vida en colaboración.

La II BAU ha añadido una capa a la corteza social de Villa Coronilla, creando nuevos referentes necesarios en la generación de imaginarios propositivos de un futuro común, compartido, y sobre todo, colaborativo.

Este artículo del proyecto mARTadero, lanzado desde una mirada comunicativa, es un aporte al pensamiento colectivo y progresivo y a la construcción social a través del arte.