7 miradas a la BAU
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Este artículo del proyecto mARTadero, con una mirada lanzada desde la crítica de arte, es un aporte al pensamiento colectivo y progresivo y a la construcción social a través del arte.


ARTE URBANO: ENTRE LA TRANSGRESIÓN Y LA TRANSFORMACIÓN

Las paredes limpias no dicen NADA.
Graffiti en París. Mayo del 68

Es tan difícil transgredir bien como transformar para mejor. La II BAU 2013 nos ha enseñado que el arte urbano se mueve siempre en un delgado hilo entre pertinencia e impertinencia, identidad y colectividad, autoafirmación y anonimato. Se presenta más como acción que como obra, más como ritual que como producto. Y sin embargo, el resultado es sumamente visible y siempre presente, ya sea como tags, bombing, piezas, wildstyle, pixacao, murales, u otras de las múltiples manifestaciones graffiteras, la más popular de las expresiones artísticas callejeras.

En los murales, por su elaborada realización, la transmisión comunicativa se establece durante el proceso de pintado de la obra -posibilitando una interacción con los ciudadanos que no suele ser posible en otras manifestaciones de arte contemporáneo- pero también tras su conclusión y entrega a un espacio urbano lleno de cotidianas miradas que mantienen esa interacción y la apropian, y a un espacio virtual que, lleno de circuitos en red, construye viralmente la Ciudad de las ciudades a través de un posicionamiento complejo de creadores y trayectos.

Pero esa interacción también se da, de modo más provocativo, con las múltiples marcas que, casi siempre realizadas “con alevosía y nocturnidad”, invaden espontánea, descarada y gratuitamente los muros para gritarnos nombres o gritos de guerra, de guerra social, compitiendo con esas publicidades diseñadas y pagadas que intentan vendernos lo que puedan. Así, el espacio público se vuelve a hacer forzadamente ágora, siendo frecuente que los artistas urbanos realicen paralelamente murales y tags, ambas marcas herencia de sus vocaciones callejeras y expresiones aparentemente contradictorias pero profundamente relacionadas.

Porque la calle -desde fines de los sesenta- es, paradójicamente, un refugio artístico de libertad, de crítica, de comunicación, de experimentación. Una verdadera ciudad –no escenográfica sino vívida y vivida- está llena de marcas, de signos, de ejercicios comunicativos frecuentemente realizados al margen de conceptos estéticos y decorativos banales…  Sus artífices disfrutan del anonimato y la transgresión, abriendo sus propios espacios expositivos libres de curadores y llenos de ciudadanos. Espacios en los que pueden desplegar su desapego a lugares, soportes, temas, sistemas, academias… reivindicando esa contemporaneidad del arte que nació como espacio de libertad y que en demasiados casos la vendió a un mercado especulativo y frívolo.

La BAU 2013 ha supuesto un notable salto adelante en la comprensión de la ciudad como soporte de creación, como fuente de temas y narrativas, como espacio –virtual y físico– de conexiones… Allí vamos encontrando manifestaciones expresivas raras y autilitarias, referenciales, metafóricas, mutables, efímeras… Piezas de arte que aprovechan y evidencian el carácter complejo y multicapa de nuestros entornos, que irrumpen con otros escenarios, que establecen diálogos necesarios, posicionando contenidos mediante estéticas más basadas en rasgos creativos y cromáticos que en frías reflexiones eruditas y distantes. Nos invita así a dejar de lado prejuicios previos acerca del carácter excesivamente decorativo de algunas obras, de la falta de sustancia conceptual de muchas, en pro de una espontaneidad expresiva más cercana y llena de vida…

Porque el Arte, en realidad, no importa más que la Vida. Y ésta es, sobre todo y afortunadamente, color, energía, movimiento, comunicación, emoción, y cómoda cotidianeidad…

Sobre todo, la VIDA.
Graffiti en París. Mayo del 68

Este artículo del proyecto mARTadero, con una mirada lanzada desde la crítica de arte, es un aporte al pensamiento colectivo y progresivo y a la construcción social a través del arte.