Las cosas son lo que son, pero también, potencialmente, lo que pueden ser. Lo tangible y lo intangible se interrelacionan cada vez más en nuestro tiempo, generando entornos reales y virtuales en permanente interacción. Nuestra percepción se ve, así, ampliada por los nuevos medios que, a su vez, le aportan dimensiones adicionales.

El humano evoluciona justamente gracias a una mente capaz de soñar, de imaginar, de hacer, de crear: soñar lo inexistente, imaginar realidades posibles, hacer realidad lo soñado, crear propios mundos… La tecnología siempre nos acompañó en ese camino de transformación, y debe, más que nunca, ayudarnos a elevar la conciencia y escapar del engaño, regenerando nuestros sentidos físicos y existenciales, exponencializar sus posibilidades.

Pero, tras estos años difíciles de pandemia, la falta de presencia e interacción que sufrimos nos debe llevar a una reflexión profunda sobre la necesidad, como humanidad, de trabajar por un marco propio, con valores actuales, que nos permita salvarnos del naufragio al navegar por las poderosas, peligrosas y agitadas aguas del “encuadre” tecnológico.

Ser para percibir. Percibir para ser. Afectar la percepción, percibir el afecto. Ese es el reto. Humanizar la tecnología para ampliar sentidos, elevando la conciencia. Y crear. Crear para creer.

Activación de murales con realidad aumentada en la Plaza del Granado.
Con la obra de artistas internacional invitados.